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Las declaraciones de Aristóbulo Istúriz ofrecidas en el programa dominical de opinión José Vicente Hoy el pasado domingo 10 de octubre, del ex vicepresidente y periodista José Vicente Rangel, que transmite la cadena privada Televen, acerca de la destrucción de las alcaldías y las gobernaciones como requisito para cambiar la estructura de la democracia representativa por un modelo donde el protagonista sea el pueblo, no dejan de ser una triste bufonada.

A lo largo de la historia, las experiencias socialistas jamás se pasearon por la idea de eliminar las alcaldías, al tiempo que desarrollaban otras organizaciones socio-políticas. La alcaldía del Leningrado o de la Habana son apenas dos ejemplos, con los cuales se desmonta la falsa premisa de la que parte el vocero oficialista. Con la existencia de los municipios se consolida la creación del Estado, porque éstos representan, así como los estados, las diferentes agrupaciones humanas que hacen vida en el territorio que constituye al propio Estado.
En los socialismos reales, el pueblo jamás fue protagonista en la dirección o conducción política de aquellos procesos. La dirigencia estuvo a cargo de la llamada vanguardia, representada en los altos jerarcas del partido comunista. Si revisamos estos once años de gobierno, el sujeto político en la conducción no ha sido precisamente el pueblo, sino una clase militar ligada a una clase media profesional de orientación “progresista”, aunque en la práctica supere al pasado reciente en corrupción e ineficiencia. La Boliburguesía es el más claro ejemplo. De modo que estamos frente a una nueva estafa claramente demagógica y populista.
Hay sin duda, mitos en la cháchara gobiernera que parten de una supuesta moralidad superior en el debate político, y nada más errado. En cuanto a la tan cacareada explotación capitalista, hay que mencionar la explotación socialista, que consistió en el trasladó de la plusvalía particular del burgués al plusvalor colectivo del que se apropió gratuitamente el Estado en nombre del pueblo en aquellos países que estuvieron bajo la influencia soviética. Sobre el proceso de alienación que ocurre en las relaciones de producción de la estructura capitalista de acuerdo a Marx, se debe subrayar la alienación social de carácter político que devino en la cosificación masiva de la naturaleza humana como razón de Estado, vivida en los regímenes totalitarios de la Europa del Éste.
Lo que es incuestionable en la declaración del camarada Istúriz es la inevitable destrucción que adelanta el gobierno en todo el territorio nacional. Cuando se expropia una empresa, sólo se está cambiando de dueño, en este caso, en manos de las roscas de quienes ocupan los altos cargos ministeriales. Con ello, viene la desinversión y la pérdida de empleos. Todo ha sido un vulgar fracaso, hasta el punto de ser hoy, junto a la afligida Haití, las dos economías que no crecen en la región, a pesar de un alza importante en los precios del petróleo. Ni hablemos del poder adquisitivo que prácticamente no existe gracias a la inflación más elevada del continente.
En materia de destrucción, ¿y falta de cordura?, el gobierno adquiere 35 tanques rusos, no se sabe si es para corregir la grave situación de inseguridad o si es para solucionar el colapso del Metro de Caracas.
En fin, de la destrucción del país, no hubo la menor duda en la ya histórica declaración del camarada Aristóbulo Istúriz.
Franklin Piccone Sanabria / Un Mundo Sin Mordaza 

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