La fracción que defiende al Gobierno en la Asamblea Nacional no quiso discutir el espantoso caso que conmovió a Venezuela esta semana
"Siempre será más fácil proclamar que se rechaza que rechazar realmente". Sartre
La fracción que defiende al Gobierno en la Asamblea Nacional no quiso discutir el espantoso caso que conmovió a Venezuela esta semana.
Le quisieron restar importancia al abominable caso del asesinato, a punta de golpes e inconfesables salvajadas, de detenidos en manos de la Policía científica, es decir, en manos del Ministerio de Interiores y Justicia.
La vidalos puso en evidencia. Hace apenas tres semanas, los representantes del Gobierno se tiraron al piso y dijeron rechazar vehementemente unos presuntos maltratos cometidos por funcionarios de Polichacao.
No escatimaron estridencia mediante un largo debate: videos, gritos, barras y exigencias determinantes que exclamaron a los cuatro vientos.
La unidad democrática apoyó la investigación e incluso, como vocero de la fracción unitaria, me correspondió plantear una comisión que inspeccionara todas las policías del país.
Insistí en que respaldáramos a las víctimas y a los familiares en las denuncias ante cualquier maltrato a los fines del correspondiente castigo a funcionarios comprometidos.
Esta semana, la representación de la burocracia oficial no quiso discutir, se negaron a abrir debate, ante el asesinato de William Pérez Tovar (27), Pedro Rivero Rivas (32) y Rubén Arnal Marín (33), quienes presentaron muestras de despiadadas torturas en su cuerpo.
Dos de ellos tenían fracturas en el cráneo, y todos presentaban hematomas en piernas, brazos, espalda y cara.
Diversos testimonios cuentan que los tenían amarrados, y les metían la cabeza en bolsas plásticas rociadas de insecticida, luego se las apretaban en el cuello hasta causarles el mayor daño posible.
Cuentan los compañeros de celdas que a los difuntos les cayeron a batazos y les aplicaron electricidad en distintas partes del cuerpo.
Estamos ante un capítulo oscuro en la historia de los derechos humanos.
Buena parte del resentimiento, mediante el cual justifican muchos abusos en la administración del presente, es debido a torturas del pasado que se aplicaron a personas que incluso fallecieron, como el caso del padre de Jorge Rodríguez, hechos que repudiamos enérgicamente.
Pero resulta paradójico que aquellos que se enardecen frente a injusticias del pasado guarden silencio frente a atrocidades del presente.
Doctor en Políticas Públicas
Twitter: @williamojeda
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