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Para nadie es un secreto que el régimen que lidera el presidente Chavez está en deuda con el país en materia de vivienda. Este déficit lo han tapado con millones de excusa para que no se ventile y no se vea el fracaso en materia habitacional.
En estos momentos el régimen expropia varios complejos habitacionales de constructoras privadas por incumplimiento de contrato, paralización de obras, manipulación de cartera crediticia y retención de documentos, haciéndose ver como el gran salvador de la clase media, cuando su único papel es
el de hacer que esa clase que ha venido avanzando con las uñas
retrocedan aceleradamente.

Los ciudadanos de a pie se preguntan ¿Quién demanda al Estado por incumplimiento de políticas efectivas de vivienda? Por construir casas en Bolivia, en Cuba y en Nicaragua sin consultarle a los venezolanos? ¿Cómo explica el régimen que en el periodo del Presidente Luis Herrera Campins (1979-1983) se construyeron 365.589 casas con el viernes negro incluido y con el Presidente Chavez (380.400) con un barril de petróleo a 130 dólares?

Cuando vendrá por parte del régimen una política de vivienda enmarcada en el barrio afuera, en donde los sectores populares sean transformados en complejos habitacionales dignos de vivir. El gobierno no puede demorarse más en la construcción de casas para los pobres, esa es una medida urgente y de vital trascendencia en la dignificación del venezolano. 
Todos los Ministros de Hábitat y vivienda que han puesto en los últimos 11 años han fracasado estrepitosamente teniendo todos los recursos en sus manos. En estos momentos con la expropiación de cementos (Cemex) y (sidetur) la mayor constructora de cabillas no hay excusas para poner a Venezuela en los primeros lugares en la construcción de viviendas en Latinoamérica.
Porque no hay que olvidar que fue en el 2007 cuando se construyeron mas casas en el gobierno de Chavez, pero fue el sector privado quien más ejecuto obras de esa índole, dejando atrás al sector publico en materia de la construcción.
Los venezolanos queremos que el sector privado y el sector público de la construcción se den la mano para pensar cómo serán las próximas soluciones al tema de la vivienda en el entendido que hay una deuda con la sociedad. Ver como un enemigo a constructoras privadas es un delito, hay que sancionarlas, regularles los precios y sentarlas para que tengan responsabilidad y sensibilidad social, pero no apartarlas porque sería un grave error que no ayuden al Estado.
Ya no hemos acostumbrado a ver como el régimen se burla de nosotros poniendo piedras fundacionales en cada rincón del país diciendo aquí se construirá el complejo habitacional (x) y al tiempo lo abandonan y es usado por los chavistas más vivos y no por los mas necesitados. 
Señor presidente ya le queda poco en la presidencia, despídase por la puerta grande y póngase a construir casas para que esos desposeídos a los que usted le prometió dignidad no lo recuerden como el mas charlatán y mentiroso de los mandatarios Venezolanos.

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