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¿Qué duda cabe suponer que el arsenal encontrado hasta ahora en el Rodeo I y II también se encuentra en otros centros penitenciarios, ante la mirada impávida del gobierno? Habría que ser muy ingenuo para imaginarse una situación distinta en las demás cárceles venezolanas. Todas, absolutamente todas, representan un polvorín a punto de estallar. Es verdad que la deplorable situación carcelaria es de vieja data, pero en la actualidad, el testigo lo tiene el gobierno de turno que lleva ya doce años sin hacer mucho, por no decir nada, para que, de manera significativa, cambie el apocalipsis que viven los privados de libertad.




Me encuentro entre los venezolanos que deseábamos intervenciones en los medios (tanto públicos como privados) más inteligentes frente al tema, o quizás, más sentidas ante el dolor humano de los familiares. Algunos dirigentes de oposición actuaron como hienas en medio del sufrimiento, procurando mantenerse en la palestra pública aun a riesgo del ridículo. La actuación de los voceros oficiales fue más infeliz, ocultando o minimizando los hechos, buscando culpables donde no las hay. Dos tragedias en una: la terrible muerte de 22 personas y el espantoso espectáculo al que nos tienen acostumbrados los políticos del país. Me refiero a la dinámica polarizadora que hace de la discusión social, un debate sesgado, parcial y por lo tanto pobre. Lo que no significa, denigrar la actividad política, ni mucho menos a los dirigentes políticos, sea cual sea su orientación ideológica. Por el contrario, es la necesidad que tenemos como país de avanzar sobre los temas más urgentes, fuera de la trampa maniquea de la que se benefician los más extremistas, y por tanto, los menos aptos.

¿Cómo llegan las armas y las drogas a un penal? ¿Quién es el responsable en el país de la fabricación de armamentos, municiones, explosivos y otros materiales bélicos? No hace falta recurrir a un análisis deductivo en profundidad para saber que hay un mercado negro de armas importante, generado desde las propias instituciones del estado encargadas de la seguridad en el territorio nacional. La compañía anónima venezolana de industrias militares (CAVIM) debe ser auditada, intervenida, por la asamblea nacional. Del mismo modo, la Ley de Desarme debe ser revisada con exhaustividad, a fin de impedir el porte lícito de armas, sin importar el tipo de profesión o cargo público que se ejerza. El tema del desarme y del mercado negro va de la mano en un país donde mueren decenas de personas semanalmente a plomo limpio. No sólo las cárceles están atestadas de armas, también los barrios están abarrotados de armas. En cualquier barrio, un ciudadano común puede comprar tanto armas nuevas como usadas, y hasta balas de cualquier calibre. El mercado negro de armas, noticia pública, tiene como principal socio las distintas policías del país y la propia Guardia Nacional. Pero la verdad es que el gobierno ha hecho muy poco para atacar esta terrible realidad. No se han emprendido acciones para enfrentar el alto índice delictivo en el país. La criminalidad se señorea campante y radiante en la sociedad venezolana.


¿Pueden ser las cárceles el retrato de un país? Indudablemente. Escuchar en los reos el alto nivel de violencia nos debe llamar poderosamente la atención como sociedad. Es esa la misma violencia con la que asesinan a miles de ciudadanos los hoy privados de libertad (desde luego, habrá otros por cargos distintos, incluso inocentes). Salta entonces la pregunta, por todos conocida, ¿dónde quedan los derechos humanos de las víctimas? ¿Acaso éstos no tienen también familiares que los llore y los proteste? ¿No son suficientes el número de muertos registrados semanalmente para el gobierno se avoque con la misma diligencia? Hoy en Venezuela no se garantiza la vida, por ello encuentro el tema de los derechos humanos hipócrita.

La descomposición social en el país se ha propagado como una peste que inunda la vida de los venezolanos. Como en la novela de Saramago, en su Ensayo sobre la ceguera, nos hemos quedado todos ciegos ante la propia vida que llevamos, sólo aspiremos a que, como en la obra literaria, esta peste, esta indignación, este envilecimiento de vida sea sólo temporal.

Por Franklin Piccone Sanabria

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Pío es Coordinador de Un Mundo Sin Mordaza en Washington, en donde ha logrado ser puente entre las instituciones que garantizan la defensa de los Derechos Humanos y los organismos multilaterales a los cuales Venezuela está inscrita y en donde ha denunciado las agresiones que imperan en el país. Juan Pío se siente comprometido con los valores de libertad y le satisface ser la voz para luchar contra cualquier ataque hacia los derechos fundamentales.



¿Cuánto tiempo tienes dentro de Un Mundo Sin Mordaza?

Llevo colaborando y participando en actividades de Un Mundo Sin Mordaza desde Abril del 2009.

¿Qué actividades has participado durante este tiempo?

Manifestación mundial "Un Mundo Sin Mordaza" 25 de Abril 2009 (Organización en Miami y participación en Caracas), manifestación en apoyo a los estudiantes en huelga de hambre Septiembre 2009 (Washington DC), entrega de cartas llamando a acción de la OEA y a embajadores de diferentes países frente a la segunda huelga de hambre de Julio Rivas y otros estudiantes (Washington DC), manifestación "No a la dictadura: Washington DC", entre otras.

¿Por qué te identificas con Un Mundo Sin Mordaza?

Creo vorazmente en la libertad de expresión y en el respeto a los derechos humanos. Motivaciones fundamentales para luchar y participar.


Para ti ¿qué es una mordaza?


Una mordaza es una restricción forzada a ejercer los derechos que uno tiene, como lo son la libertad de expresión, libertad a una opinión política, libertad de reunión.


¿Que proyectos te gustaría desarrollar?

Conferencia de jóvenes líderes activistas de toda Latinoamérica en temas de derechos humanos.


¿Qué mordaza te preocupa más y cómo luchas contra ella?

Libertad de Expresión y la violación a los derechos humanos. Lucho contra ella sirviendo como un micrófono internacional a éstas violaciones en Venezuela

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En la noche del 12 de julio de 2010, la policía política venezolana (SEBIN por sus siglas en español) irrumpió en la casa de Alejandro Peña Esclusa, arrestándolo en presencia de su familia- incluyendo a su hija de 7 años de edad. La detención de Peña Esclusa no fue una sorpresa- porque este es el destino de muchos patriotas venezolanos que se atreven a resistir la dictadura de Hugo Chávez.




El 2 de julio, un presunto terrorista de El Salvador de nombre Francisco Chávez Abarca, fue detenido en el aeropuerto internacional de Caracas en Maiquetía. Su llegada a Venezuela es ciertamente misteriosa. Abarca, quien está acusado de colocar bombas en La Habana en 1997, inmediatamente implicó a Peña Esclusa como su contacto en un extraño plan elaborado por el dos veces candidato presidencial para irrumpir en las elecciones de la Asamblea Nacional en septiembre de 2010. Después de enterarse de las acusaciones de Abarca, Peña Esclusa públicamente predijo su inminente detención por la policía secreta de Chávez.

Aproximadamente un año más tarde, Alejandro Peña Esclusa sigue detenido sin haber sido enjuiciado, en la sede de SEBIN, un centro comercial de los años sesenta que ha sido convertido en una prisión para atormentar y torturar a un número cada vez mayor de hombres y mujeres cuyo único delito es oponerse al régimen de Chávez. Esclusa está acusado de conspiración (de acuerdo con las acusaciones de Chávez Abarca) y por ocultar armas de guerra. Durante el allanamiento de su casa, la policía secreta SEBIN supuestamente encontró explosivos C4 en la habitación de su hija. Peña Esclusa, un demócrata comprometido, dice que los explosivos fueron plantados.

La detención de Peña Esculsa no fue una coincidencia. Él había sido un promotor de lo que la oposición venezolana conoce como “350,” en referencia al artículo 350 de la constitución venezolana que aprueba la rebelión ante un régimen antidemocrático. Él también se había opuesto a las intervenciones de Chávez en los asuntos internos de otros países bajo la rúbrica del Foro de São Paulo, una organización fundada por el dictador cubano Fidel Castro y su compañero Lula da Silva para sustituir a los conflictos armados en el continente con una red de “movimientos sociales” agresivos. La organización de Peña Esclusa “UnoAmerica” (que fue creada específicamente para contrarrestar la influencia del Foro de São Paulo) había sido una de las pocas organizaciones que apoyó al gobierno interino de Honduras tras la expulsión de la entonces marioneta de Chávez, Manuel Zelaya, por tratar de robar un segundo término como presidente. Por último, a Peña Esclase se le imputa el haber acusado a Chávez de “cometer crímenes contra la humanidad” en el Tribunal Internacional de la Haya.

La detención prolongada de Alejandro Peña Esclusa con cargos sin fundamento, marca una nueva audacia en la guerra judicial de Hugo Chávez contra las voces independientes y de oposición. En primer lugar, y más importante, son las acusaciones falsas formuladas en este caso y que demuestran que a Chávez poco le importan las apariencias. En el pasado, Chávez ha utilizado procedimientos administrativos para hostigar a sus oponentes con acusaciones de corrupción confusas o recurriendo a largos juicios que dictaminan sentencias draconianas. Para el caso de Peña Esclusa, la llegada oportuna de Chávez Abarca a Venezuela es una parte clara de un complot de los secuaces de Chávez para la fabricación de acusaciones en contra de un oponente político. (Esta táctica es similar a la empleada por la herramienta chavista Boliviana, Evo Morales, para incriminar a docenas de líderes de la oposición cívica basándose en el testimonio cuestionable de un “terrorista.”) Por otra parte, la naturaleza descarada del caso Peña Esclusa es expuesta por el descubrimiento melodramático de explosivos colocados en la habitación de su hija.

El segundo aspecto preocupante de este caso es la creciente brutalidad de las detenciones por el régimen de Chávez. Peña Esclusa está detenido en una celda de 20 pies cuadrados en el centro comercial SEBIN. A pesar de su deteriorada salud y reciente diagnóstico de cáncer de próstata, sus custodios no le han ofrecido un mejor trato o atención médica adecuada, por no hablar de arresto domiciliario. A pesar de que se le ha permitido visitar a un médico, tendrá que someterse al tratamiento de cáncer bajo el estrés físico y emocional de una detención arbitraria en condiciones inhumanas.

El silencio de la comunidad internacional sobre este trato brutal es ensordecedor. Peña Esclusa es un demócrata respetable y prominente. Él es un líder de la sociedad civil. Es un esposo y padre ejemplar. Su familia es aterrorizada por el régimen de Chávez porque Alejandro tiene la audacia de creer en una mejor Venezuela y por tratar de hacer realidad esa visión. Él está siendo castigado por tener la valentía de denunciar la intervención de Chávez en otros países y por tratar de frustrar los planes imperialistas contra la libertad.

Hasta que la comunidad internacional – los gobiernos “decentes” y las organizaciones de derechos humanos por igual – le hagan pagar a Chávez algún precio por abusar de individuos como Peña Esclusa, su régimen ampliará la persecución de cualquiera que se atreva a decir simplemente la verdad sobre su agenda agresiva. El Pueblo de Venezuela y toda América, cuya libertad Peña Esclusa ha trabajado para defender, tienen la obligación moral de hablar para pedir su integridad personal y libertad incondicional.

Roger F. Noriega fue embajador ante la Organización de Estados Americanos de 2001-2003 y Secretario Adjunto de Estado de 2003-2005. Él es un investigador visitante en el American Enterprise Institute y director ejecutivo de Visión Américas LLC, que representa a EE.UU. y a clientes extranjeros, y contribuye en interamericansecuritywatch.com.
Por Roger Noriega

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Los penales venezolanos se han venido convirtiendo en un pequeño infierno, en donde los reos pagan sus delitos siete veces siete, no por la condena, sino por las condiciones desfavorables que viven. Es asombroso como a la luz del día y enfrente de los Guardias Nacionales los delincuentes se caigan a tiros sin tener el más mínimo respeto por la ley.
El gobierno venezolano ha venido ocultando la crisis carcelaria, como si de perros se tratara. Por años se la ha solicitado la humanización de las cárceles y estos se hacen de oídos sordos para no construir centros de reclusión en donde se acabe el tráfico de armas, droga, se frenen las enfermedades, se acabe el hacinamiento y la complicidad entre los reos y los Guardias Nacionales.


Las cárceles venezolanas son un pueblo sin ley, en donde se violan los Derechos Humanos de los ciudadanos privados de libertad. Las condiciones por las que atraviesan los internos son casi de desobediencia civil, no aceptan la autoridad de ningún Ministro, de ningún jefe de la guardia Nacional ni del propio Chavez, lo único que quieren es no ser trasladados a otras penitenciarias.
Llego el momento para que todos los Diputados de la Asamblea Nacional, citen al Ministro del Interior y Justicia Tarek el Aissami y al jefe de la Guardia Nacional para que le expliquen al país porque hay tantas armas ilegales y asesinatos en los penales.
En ese mismo sentido también deben solicitar la intervención la custodia de los efectivos castrenses en las principales cárceles del país, hasta que se aclare la situación, no solo de los asesinatos, sino de cómo con el apoyo de los efectivos entran tantas armas y después los masacran para tratar de recuperarlas, estos vicios deben terminar, como es posible que un ciudadano corra más peligro en la cárcel que en la calle, si se supone que están pagando una condena para mejorar y reformarse.
La organización no gubernamental “Observatorio Venezolano de Prisiones” informó hace unas semanas que en el primer trimestre del año 124 personas murieron en las prisiones venezolanas, un 22 por ciento más que las 102 del mismo periodo del año pasado y el gobierno venezolano no presenta propuestas alternativas para garantizar la vida, la paz y la tranquilidad en las cárceles.
Cuando será el día que el gobierno comience a construir cárceles dignas, con una visión de progreso, copiando modelos exitosos en materia de construcción de penales de otros países. Que no sea el infierno lo que se tenga por correccional, sino que se tengan centros de orientación y capacitación en vez de universidades del crimen, como son las cárceles venezolanas. No podemos permitir que los jóvenes entren por el robo de un celular y salgan peor de lo que entraron, si salen peor de las cárceles el sistema penitenciario venezolano es tan perverso como el delincuente que comete un crimen.

Por Felix Velasquez

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Son varios los casos que se podrían mencionar de ciudadanos injustamente encarcelados que han tenido que recurrir al escándalo público, a instancias internacionales, o apelar a huelgas de hambre o cualquier otro mecanismo de protesta para que el estado venezolano le permita ser atendido medicamente y recibir los tratamientos que requieren.



Recordemos los casos por ejemplo de Saúl Lozano, preso político del estado Táchira a quien incluso mantuvieron esposado a la cama del hospital en el cual lo atendieron. La Juez María Lourdes Afiuni, quien casi se desangra esperando que sus carceleros entendieran que necesitaba ser intervenida de urgencia. El caso de William Saud, que tuvo la suerte de contar con los jóvenes de Operación Libertad, quienes se encadenaron en las puertas del tribunal exigiendo la libertad por razones humanitarias para que William fuera operado de 4 arterias obstruidas del corazón y del cáncer metastásico que padece de piel.

Y es que pareciera que el derecho a la salud, consagrado en la Constitución Nacional en su art. 83 que lo garantiza como parte del derecho a la vida y una obligación del estado, es usado en los perseguidos políticos privados de libertad como herramienta de tortura psicológica, que se transforman en físicas por las dolencias que las enfermedades que padecen les generan. La psiquis del ser humano privado de libertad es muchísimo más endeble. Y padecer de cualquier enfermedad que se sabe no será tratada oportunamente sino que depende de una decisión personal de quienes ostentan el poder, afecta más al recluido.

Pero imaginen lo que significa saber que quizá ni siquiera será atendido. Que este trato cruel e inhumano inflingido a propósito para que el preso político y su familia sienta aún más la perversión del poder del estado, puede llevarlo al borde de la muerte, encerrado en cuatro paredes sin poder hacer absolutamente nada más que gritarle al mundo lo que le están haciendo.

El gobierno nacional viola no sólo las leyes venezolanas que ordenan la protección del derecho a la vida y a la salud sino todos los convenios y tratados internacionales como la Declaración Universal de DDHH, la Convención Interamericana de DDHH, la Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente e incluso me atrevo a mencionar la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de las Naciones Unidas, cuando tomamos el concepto de torturas ahí descrito y lo aplicamos al trato al que son sometidos los presos políticos venezolanos.

Según esta convención, se entenderá por “tortura” todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. (Art.1)

Dígame usted estimado lector, si bajo este concepto, por ejemplo, ¿no podríamos considerar que es tortura, además de trato cruel e inhumano la negativa del estado venezolano de que Alejandro Peña Esclusa, recluido en el Sebin (policía política) sea atendido del cáncer de próstata que padece? Recordemos que Alejandro fue operado de dicho cáncer un mes antes de su detención, y no pudo recibir las radioterapias necesarias para la erradicación completa del cáncer, por lo que ha recaído nuevamente. Para realizarse las radioterapias en un centro asistencial adecuado, con la debida asepsia para recibir el tratamiento requerido, Alejandro Peña Esclusa debería estar gozando de una medida sustitutiva de la privativa de libertad por razones humanitarias. ¿Acaso el gobierno nacional está esperando que dicho cáncer se convierta en metástasis?

El Comisario Lázaro Forero necesita con urgencia estudios médicos para determinar los alcances de la enfermedad de próstata que padece y ser tratado de un posible glaucoma. El Policía Metropolitano Erasmo Bolívar necesita ser operado de la rodilla y recibir el tratamiento completo en su ojo izquierdo al cual debía someterse después de ser operado por desprendimiento de retina. Rolando Guevara, presenta Hernia lumbociática desde agosto del 2007, diagnosticada por médicos del Sebin y un médico forense del CICPC, la cual no ha sido tratada. José Sánchez. Presenta Gastritis crónica y Lumbagia severa y requiere terapia de rehabilitación.

De todas estas dolencias tiene conocimiento el Ministro de Interior y Justicia y el ejecutivo nacional, ya que la atención médica de todos ellos formó parte del acuerdo al que se llegó en la llamada Operación Libertad, protesta realizada en las puertas de la OEA en Caracas. El estado venezolano tiene la custodia de cada uno de los detenidos que se encuentran en las cárceles del país, por lo tanto es responsable por acción o por omisión de lo que les suceda. Estos casos en particular tienen el agravante de que el gobierno tiene el conocimiento de las necesidades médicas de estos ciudadanos, y aun así, les niega el derecho a la salud.

Por Tamara Sujú Roa

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Es hora que nosotros, "los de la calle" empecemos a dar pasos un poco más acelerados, más firmes, más seguros; las plazas, los barrios, las manifestaciones, las concentraciones, se han quedado cortos y los interesados en que la sociedad no grite ni exprese su indignación, "los de siempre", ya están intentando infiltrar la violencia para excusa de la represión. Pero nuestra indignación, que es pacífica, también es sabia y no necesita armas que hieran la piel, sino herramientas para perforarla y llegar hasta el corazón del insensible, que es su conciencia. Hemos conseguido un objetivo importante, hacernos ver, hacernos escuchar, hacernos respetar, pero aún queda lo más importante, ¡HACERNOS SENTIR!. Para ello hemos de conseguir algo que nunca la humanidad en su historia ha conseguido: CREAR UNA CONCIENCIA GLOBAL que aglutine a todos los seres humanos del planeta y cuyo "centro de operaciones" se encuentre dentro de cada ser humano.
Pero para eso hemos de ser conscientes que los viejos métodos de masas, (manifestaciones, huelgas, revueltas, sentadas, caceroladas, etc.) dan solo momentos vistosos, pero son fáciles de ser controlados por "los de siempre". No olvidemos que "los de siempre" tienen armas para matar, que tienen capital para comprar voluntades, que disponen de consejeros, intelectuales y creativos para engañar, manipular, etc., policías para reprimir…, ejércitos para masacrar, y un largo etc. de metodología preparada para ponerse en marcha si nos escapamos de sus manos o si, sencillamente cometemos el más mínimo error. Por eso hemos de dar pasos más adelantados, más inteligentes, más sabios, para que de una vez por todas sus armas no nos hieran, sus mentiras no nos afecten y sus publicitarios no manipulen nuestra voluntad, la voluntad de ¡TOMAR EL MUNDO AHORA!, ya, sin esperar, sin darles tiempo a que nos encierren en un nuevo partido, en una nueva ong, sindicato, empresa, grupo ecologista, independentista, comunista, capitalista, lingüísta, etc., o en una nueva cultura o "nuevo mundo" con los mismos defectos y anacronismos que el mundo saliente que deseamos.
Nuestra lucha no está por cambiar leyes, ni presentar a los políticos artículos nuevos que protejan nuestros derechos humanos, laborales, sindicales, etc.; tampoco estamos para depender de voces críticas de intelectuales, artistas, políticos, economistas, humanistas, sindicalistas, y un sin fin de personajes afines o simpatizantes al movimiento del 15M. Deberíamos comprender que nuestra lucha es personal, es la lucha de todos y cada uno de nosotros por transformarnos en seres humanos antes que en números de afiliación diluidos dentro de grupos humanos con ideología predeterminada. Ahora toca centrarnos en transformar nuestra conciencia individual, para después dar el importante salto a la CONCIENCIA GLOBAL.
Hace muchos años un anciano yesero, chueta y admirador de las enseñanzas de Jesús el carpintero, me dijo: "Antes de cambiar la sociedad, lucha por cambiarte tu y transformarás el mundo". Y en eso he estado hasta el día de hoy y estaré hasta el final de mis días en esta tierra como vagabundo del espíritu, en transformar mi interior, mis debilidades, mis egoísmos, mis ambiciones, mi violencia, mis injusticias…, mi conciencia, para así comprender la conciencia y las debilidades de los demás. Y ahora, llegado el punto donde mi emoción y mi indignación por la justicia busca algo más que formar parte numérica del movimiento 15M, cuando mis sencillas propuestas sociales no puedan ya esculpirse en cartelones, en el suelo o en mi balcón por falta de espacio y respeto al vecino, cuando ya no pueda pernoctar en las plazas por la exigencia social de un orden y mis gritos de justicia vuelvan a la recámara de mis cuerdas vocales para darle así descanso a mis agitadas neuronas; cuando ocurra todo esto, es cuando continuaré de nuevo dando rienda suelta a mi espíritu para ¡HACERME SENTIR CON FUERZA! desde mi sencillo templo casero.
Y será en ese momento cuando todos nosotros, los que hemos andado juntos durante varias semanas, los que hemos gritado juntos tomar la calle en favor de la dignidad humana y en contra del expolio político, los que hemos llorado juntos de emoción y nos hemos pasado el megáfono permitiendo que todos sientan, se emocionen, se indignen públicamente, con el idioma propio, con la cultura propia, con la sencillez individual y sin complejos, entonces podemos estar seguros que en ese momento habremos conseguido nuestro propósito inicial ¡TOMAR EL MUNDO AHORA! sin esperar a que nadie nos los venda desde ningún parlamento, porque sencillamente, EL MUNDO NOS PERTENECE, POR JUSTICIA.

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No es casual que se entienda el ejercicio de la libertad de expresión como condición indispensable para la realización plena de otras libertades fundamentales, especialmente en el campo civil y político.




El debate sobre la libertad de expresión tiene plena vigencia en la sociedad actual. El ejercicio de este derecho humano fundamental ha devenido en una suerte de termómetro sobre la calidad democrática en los sistemas de gobierno contemporáneos.

No es casual que se entienda el ejercicio de la libertad de expresión como condición indispensable para la realización plena de otras libertades fundamentales, especialmente en el campo civil y político.

Desde la perspectiva liberal, que le dio origen, la expresión se reivindica como una libertad ante el poder del Estado, pero como bien señala Héctor Faúndez "diversos factores, de orden económico, social, o cultural, generan un acceso desigual a los medios de expresión, y suelen limitar nuestra plena participación en la sociedad, impidiendo que podamos disfrutar de la libertad de expresión en toda su extensión".

La libertad de expresión, como la entendemos hoy, comenzó a ser reconocida en los siglos XVII y XVIII. El primer texto jurídico que la incorpora es el Acta de Derechos Civiles de Inglaterra, de 1688, en la cual se consagra la libertad de expresión y de debate en el Parlamento, pero sin que ella se hiciera extensiva al hombre de la calle". Casi un siglo después, resulta evidente que la introducción de este derecho humano se relaciona con el surgimiento del Estado moderno y dos hechos lo reflejan claramente.

En primer lugar, la Constitución de Pennsylvania, del 28 de septiembre de 1776, lo consagra, y así la cláusula XII señala que "el pueblo tiene derecho a la libertad de expresión, y a escribir y publicar sus sentimientos; en consecuencia, la libertad de prensa no puede ser restringida", y poco después, en 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre, producto de la Revolución francesa, expresa, en su artículo 10, que nadie puede ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas, en tanto que su manifestación no altere el orden público establecido por la ley.

Aunque con anterioridad se trazaron algunos aspectos resaltantes, es en el siglo XX cuando la libertad de expresión queda claramente delineada y pasa a convertirse en derecho humano fundamental.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 establece pautas muy precisas que mantienen plena vigencia a la fecha: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".

Las inquietudes sobre la vigencia y el respeto del derecho a la libertad de expresión parecen ser las mismas que décadas atrás, aunque hayan cambiado sustancialmente las maneras de transmitir las ideas en la sociedad actual.

Para Faúndez, tanto en el pasado como ahora en un sistema democrático seguimos "preocupados por asegurar a toda persona el derecho a pararse en una esquina a expresar sus ideas y opiniones, o el derecho a imprimirlas en un panfleto, sin temor a la censura oficial".

La importancia que tiene esta libertad, empero, abarca fronteras más amplias, de acuerdo con la visión instrumental que le han otorgado decisiones judiciales tanto en Estados Unidos como en Europa, y de esa forma se le ve como soporte para la libre asociación y reunión, o para la libertad de conciencia y religión. Básicamente se ha entendido que para el disfrute de tales derechos debe existir como piso la posibilidad de expresarse en libertad.

Según Faúndez, desde una perspectiva instrumental, en primer lugar se percibe a la libertad de expresión como un instrumento útil para el descubrimiento de la verdad; en segundo lugar, se ve en la libertad de expresión un aspecto más del desarrollo y la realización personal, la cual está estrechamente asociada con la tesis que entiende a la libertad de expresión como un valor en sí misma, y, por último, una tesis que concibe a la libertad de expresión como un derecho puramente político, cuya relevancia radica en su utilidad como herramienta para la participación ciudadana en el proceso político y en el fortalecimiento de la democracia".

Como hemos señalado, el desarrollo histórico de la libertad de expresión se nutre de una visión liberal: "parte de la premisa de que la libertad de expresión es un derecho individual, derivado de la naturaleza misma, que ha sido retenido por los individuos al momento de constituir el Estado", y es en ese sentido que se le entiende como un muro de contención ante el poder estatal, al igual que el resto de derechos individuales.

Por su parte, la Corte Europea de Derechos Humanos ha subrayado que la libertad de expresión es una condición básica para la plena realización de cada individuo. Sin embargo, es necesario recalcar que la libertad de expresión no tiene prioridad sobre otros derechos humanos, pero su ejercicio sí resulta clave para delimitar la injerencia del Estado en la vida individual.

No se puede ignorar que aún siendo un derecho individual, la libertad de expresión adquiere sentido en un contexto social.

Por: Andrés Cañizález

 
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